Que Laura Millán (Sanlúcar, 1979) haya participado en una de las películas más laureadas del cine español (La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona, 12 goyas) es una buena excusa para hablar con ella de su trabajo. Esta profesional gráfica de decoración de escenografía para cine, televisión, publicidad y realidad virtual se ha llevado su parte con el Goya concedido a la Mejor Dirección de Arte. En ocasiones anteriores se ha quedado a las puertas en la nominación a estos premios, ya que ha colaborado situar en su época a las imágenes de Mientras dure la guerra o La fortuna (Alejandro Amenábar), Asalto al banco central (Daniel Calpasoro), Patria, o García, de E. Mira, o entre otras, además de la mencionada sobre la tragedia de los Andes.
Para conocer más de su obra qué mejor que una conversación entre Laura Millán y la ilustradora y diseñadora Mariqui Romero.
Mariqui Romero: Laura, enhorabuena por tu trabajo. ¿Cómo fue la noche de la entrega de premios?
Laura Millán: No estábamos en la gala, sino en una fiesta que había preparado la productora. A medida que iban otorgando los galardones estábamos más felices. Nos volvimos locos.
MR: Os llevasteis casi todo. Aunque del mismo tema, es una película diferente a ¡Vive!
«A veces haces una peli y el guion no te interesa.
Este tiene cosas espectaculares»
LM: La sociedad de la nieve es más contemporánea, son actores de Hollywood haciendo una película latina. Estoy súper contenta porque muchas veces haces una película en la que el arte está increíble, pero el guion tampoco te interesa o la factura tampoco, pero esta tiene un montón de cosas espectaculares. El vestuario está especial y el maquillaje increíble.
MR: Visionando la película parece que estaba viviendo la época, era entonces una adolescente y me teletransportaba a esa época, todo está muy cuidado.
LM: Los setenta fue una época muy guay, y en la película se refleja todo de esos años.
MR: ¿Qué podemos ver de tu trabajo en la película?
LM: Lo que suelo hacer es lo que haría un diseñador gráfico en esa época. Son los letreros, etiquetas de bebidas, de comida, revistas, carteles…
MR: Todo el atrezo gráfico de un set.
LM: Eso es, todos los elementos. La época la hacemos entre arte y vestuarios. Tenemos alguna cosilla de dentro del avión –revistas, comida, tabaco-, pero antes y después hay cosas. En la parte del hospital, el logotipo, carteles, periódicos, acreditaciones y micrófonos de los periodistas. Y en el previo, en el campo de rugby y en el vestuario. En la casa del abogado sale también un mapa, portadas de libros, todo lo que se ve detrás, las fotos de la familia, las orlas… ¡Trabajazo!
MR: Muchas cosas.
LM: Muchísimas cosas, la verdad que sí. El trabajo que hacemos es muy amplio. Empezaron algunos en septiembre hasta diciembre y yo de febrero a noviembre, y realmente sale a la luz un 20 por ciento de lo que hacemos.
MR: Descartarán cosas o no se ven con planos que se toman.
LM: Exacto. Haces muchas cosas para una oficina y no sale en pantalla. Hay cosas que no he visto ni en fotos, porque se hicieron para utilizarlo en Uruguay, y no lo he visto una vez colocado.
MR: Tienen que ser objetos como un poco subliminales, no nos fijamos en ese detalle, pero si no estuvieran no te trasladarían a la época de la película.
LM: Exacto. Nosotros creamos la época. Hay una parte que es la ambientación. La ambientación es muy importante. Siempre me digo que los actores actúan tan bien porque nosotros hacemos que se sientan en la época que representan.
MR: Claro, crear la atmósfera en la que se encuentran. Laura, ¿han sido muy exigentes con tu trabajo?
LM: Es un equipo con el que he trabajado otras veces. Es muy importante la investigación, teníamos que conocer que pasaba en esa época, desde el punto de vista gráfico, en Uruguay y Chile. Por ejemplo, en el hospital. De qué se habla en un hospital en medio del campo en Chile. Pues había campañas para beber leche, campañas para ciertas vacunas, intentamos ser fieles a la época… Trabajo así. Si tenemos más tiempo para elaborar, mejor. Nos dieron mucha libertad para elaborar esta temática.
MR: No sabes la envidia que me estás dando, lo siento (risas)
LM: (Risas) El curro es muy guay pero muy loco, no tenemos ninguna estabilidad. Son jornadas de diez horas. Curras tres meses y luego nada. De pronto sale algo y es para mañana ya.
MR: La incertidumbre…
LM: Exacto. Tiene mucha dedicación, pero hay proyectos que son muy bonitos. La investigación… La que más me gusta es la tipográfica, hacerme mis carpetas con la tipografía de la época.
MR: ¿Cómo llegaste a trabajar para el mundo del cine?
LM: Desde que estudié diseño gráfico y de productos siempre me movía con colegas del mundo audiovisual, que hacían cortos, videoclips… Yo siempre me apuntaba y me ponía a echar una mano para hacer, que sé yo, un puesto de frutas, una pared envejecida… Pero poco a poco esa gente con la que iba entró en el mundo del cine y apareció esa oportunidad en la que te dicen ¿quieres hacer para esa película una caja de cereales y un par de periódicos? ¡Venga! Y de ahí surgió, y trabajo realmente de eso.
MR: Has participado en una colección de películas bastante importante…
LM: Llevo desde 2009, quince años, y lo compagino con otros proyectos de arte. Con algunos proyectos cortos… y al final hay mucho movimiento.
MR: ¿El hecho de la entrada de plataformas como Netflix da un impulso al cine español?
LM: Las plataformas lo bueno que tienen es que hay mucha más producción, necesitan más cantidad de contenido, y hay más inversión. En lo que respecta a nuestro departamento tenemos más control. Antes cogías un paquete de tabaco o un refresco cualquiera, pero con las plataformas hay más control de los derechos de material gráfico, las empresas americanas están muy pendientes de eso. Así que hay que crear todo. Para nosotros hay muchísimo más trabajo, ahora ya no solo a nivel creativo, sino que hay que hacer toda la gráfica de todo el decorado y un montón de planos.
MR: ¿Tienes ya algo más entre manos?
LM: Empiezo en dos semanas en otro proyecto, pero no puedo adelantar nada.
MR: Además de tu trabajo en el cine, tienes muchas otras cosas: la portada del disco de Vetusta Morla, el interesante proyecto Miniencuadro…
LM: Sí, el disco fue bonito. Y Miniencuadro es un proyecto con el que llevo desde 2008. Empecé en mi casa en época de crisis. Compré unas figuras para hacer un stop motion y de repente surgió hacer unos cuadros, y me lo fui tomando más en serio. Empecé a hacer piezas pequeñas por encargo, después me hice mis piezas según mi temática y ahora hago piezas en tamaño grande. Me encargaron una instalación en Madrid y la inauguré el pasado noviembre. Súper contenta. Es un proyecto financiado por el Ministerio de Cultura para el edificio de la UNED en el que designaron un artista por cada planta y a mí me dejaron la de Filosofía, y les hice un recorrido, como unas grietas en las que ocurren situaciones y se comunican las figuras entre ellos, por hablar un poco entre la relación a distancia con el alumnado. Es un proyecto que siempre lo tengo en mente. Intento alternar mi trabajo en el cine con esto, trabajar en lo digital y en lo artesanal, intentar ir variando. Esto es como un proyecto personal con el que estoy muy contenta.
MR: Es algo más que un proyecto personal, está cogiendo bastante peso…
LM: Es verdad, ya me encargan piezas. Hace poco hice una para un particular en Barcelona, en una vivienda. Es muy guay. De repente te dicen ‘me gusta tu trabajo, hazme algo en este espacio’. Fue súper bonito. Con Hombrebala hicimos unas figuras en 3D para un salón grande con una pared de piedra. Cree una situación en la que unos seres van andando como por una viga blanca y se tiraban al vacío, quedaban casi colgando y se transforman en seres de color. Aparte hay cinco o seis escondidos por la casa, y la gente va buscando las piezas.
MR: ¿Esas figuras las haces tú o colaboras con otros artistas?
LM: De todo. Las compro hechas o las imprimo en 3d. Cuando las compro hechas las manipulo, las pinto, las corto, y también tiro de figuras de portales de belén. Como anécdota, en Nápoles, en una calle dedicada a belenes, fui pidiendo piernas, brazos, y me preguntaban que para qué. No te lo voy a explicar, les decía (risas). De hecho, aquí hay dos ferias de belenistas y he comprado algunas piezas, trabajo también con las de trenes, pero los belenes son dioramas clásicos españoles.
MR: Dioramas de una temática en concreto, pero que muestran mucho de la sociedad o de la época en la que vivimos…
LM: Así es. Me encuentro en un puesto una miniatura de pescado y lo cojo y lo hago con un señor volando. Para el surrealismo, al final lo que me gusta es partir de la vida cotidiana, incluso con materiales caseros, y llevarlo a un mundo más fantasioso, y con los materiales del portal de belén, ya me explota la cabeza.
MR: ¡Qué bien! Nos alegramos doblemente de todo. Hace tiempo que no hablábamos de estas cosas
LM: Hay que activarse en Sanlúcar. De hecho, con Antonio Hombrebala, Paco Pérez y Marga tenemos el comando Mare Nostrum, un colectivo que hacemos colecciones en Sanlúcar en el paseo marítimo.
MR: En la parte de Bajo de Guía…
LM: Eso es. Cogemos piezas contemporáneas de arte, les borramos las caras y les ponemos cabezas de plástico con material del punto limpio. Siempre lo digo: no me puedo quejar de nada en Sanlúcar si no hago nada en Sanlúcar. Cuando voy intento hacer cosas, porque me da la vida. Y hay que hablar también, como un poco de reivindicación, de la suciedad de la playa, en un espacio que probablemente se identificará de la Sanlúcar antigua, y ponerlo en diálogo con la playa de enfrente, inventando una sociedad post apocalíptica en la que los seres se han convertido en eso, en personas de plástico.
MR: También he trabajado con material de desecho. Hice unos peces para el restaurante MIMA con restos.
LM: ¡Qué guay! Trabajar con material reciclado es muy difícil, pero la creatividad te la aumenta…
MR: Encantada de hablar contigo amiga. Muchas gracias por todo y suerte.
LM: Muchas gracias.
Puedes conocer la obra de Laura Millán y seguirla aquí: http://www.lauramillan.com/
