Muchos consideran que esta tierra es un lugar privilegiado para los creadores y artistas y de ahí el amplio listado de ellos. A los veteranos y consagrados los conocemos todos, pero detrás vienen empujando jóvenes que han hecho de alguna de las facetas del arte su modo de vida. Trabajar aquí en este ámbito es casi una quimera y deben hacerlo en las grandes ciudades donde se mueve la cultura. Uno de estos jóvenes es José Luis Buzón Daza (Sanlúcar de Barrameda, 1998), un músico sanluqueño que se está abriendo paso gracias a su dedicación y su esfuerzo. Hoy nos proponemos conocer mejor a este destacado profesional.
P: Premio de honor del conservatorio de Madrid, premio extraordinario de la Junta de Andalucía… Su esfuerzo en la preparación de su carrera profesional ha sido ejemplar.
R: Se lo agradezco de corazón. Realmente he tenido muchísima suerte en cuanto al entorno que me ha rodeado durante toda mi andadura estudiantil. Tanto mis profesores como mis compañeros y familia siempre han estado ahí para apoyarme y ofrecerme su mejor versión. Estoy agradecidísimo por todas las enseñanzas, reconocimientos y, sobre todo, experiencias que he recibido gracias a los conservatorios de Sanlúcar, Jerez y Madrid.
Dirección, interpretación, composición, tres facetas de la música en las que está inmerso. ¿Se decanta por alguna de ellas?
Bueno, podríamos decir que la dirección es una faceta más de la interpretación. Al final y al cabo los directores no hacemos más que proponer nuestra propia interpretación de la obra en cuestión y paralelamente tratar de comunicarla al resto de compañeros de la manera más fiel posible. En cambio, la vertiente compositiva tiene otra perspectiva, más solitaria a mi modo de ver. Desde que me decidí por la carrera musical siempre tuve claro que quería ser “músico”, no un director, intérprete o compositor aisladamente.
«He podido lograr el sueño que desde niño me llevó a amar la música de la manera en que lo hago hoy»
¿Hacia dónde dirige su profesión en un mundo tan difícil como el de la música?
Hace algunos años que la perspectiva de la composición me abrió un mercado que está muy en demanda en el mundo musical: la edición de partituras. Por suerte siempre me interesaron los ordenadores y pude iniciarme en ello desde bien joven. Pero además, en esta temporada 2023/24 puedo sentirme de lo más afortunado al poder decir que he podido lograr el sueño que desde niño me llevó a amar la música de la manera en que lo hago hoy, y es haberme convertido en músico de foso de un musical. Es una profesión que necesita gente muy activa y polivalente y, como he mencionado antes, dicho perfil es algo que siempre he tenido claro. Sin embargo, en el mundo de la música nunca se puede abandonar la idea de la enseñanza, pero es algo que me planteo muy a largo plazo (más de a lo que mis padres les gustaría).
¿En qué está trabajando?
Hasta hace bien poco, Opening Doors, una pequeña compañía de teatro de la que formo parte, estuvo representando en Madrid el musical original Feliz lunes, una obra propia del equipo y cuya música es de un servidor. Es uno de mis mayores hitos hasta la fecha, y no puedo hacer otra cosa que agradecérselo a todos mis compañeros. A raíz de ello, y gracias a la confianza de su director musical, Laurence Aliganga, actualmente soy teclado 2 y director musical suplente en La historia interminable, el musical, que finaliza su plaza en Barcelona el 7 de abril. Por otro lado, como también he introducido anteriormente, soy copista/editor en mi tiempo “de trabajo”, como me gusta decir. Y sin irme más lejos, actualmente estoy elaborando la edición definitiva de la partitura de dicho musical. En esta vertiente he podido trabajar con el mayor nivel de compositores de música actual asentados en nuestro país, y esto he de agradecérselo a mi profesor de Composición: Fernando Villanueva. Por último, estoy inmerso en una nueva composición teatral, pero no puedo dar más detalles al respecto, jeje.
Hace dos veranos lo vimos dirigiendo la asociación filarmónica Julián Cerdán en la Calzada. ¿Un orgullo ser reconocido en su tierra?
Y tanto. El honor y placer de poder dirigir a la que ha sido mi banda de toda la vida es algo que viví y recuerdo con gran emoción. Su director, Justo M. Jiménez Fábregas, confió en mí al enterarse de que ese verano había finalizado mis estudios de Dirección, y quiso darnos la oportunidad tanto a mí como a su presidente, Juan Manuel Gallego. Siempre me he sentido muy valorado por esta agrupación, y gracias a ella tengo amigos de toda la vida en Sanlúcar. Con el reconocimiento de éstos y de mi familia me es más que suficiente, sobre todo contando en ella con un referente y eminencia sanluqueña como es mi tío, Salvador Daza Palacios.
Ahora que ha terminado el grueso de su formación profesional, ¿cómo ve las enseñanzas de música? ¿Hay un debate sobre la dificultad de compaginar estas enseñanzas con la educación general?
Personalmente, ahora que puedo mirarlas desde el mundo laboral las veo limitadas, pero no en cuanto a variedad de contenido sino precisamente en cuanto a profundidad en el mismo. Te enseñan un poco de todo pero solo a grandes rasgos, y está en ti el deber de ampliar tu conocimiento sobre lo que más te interese. En mi caso no me ha venido mal, pero porque hice dos carreras y tenía claro que no quería dedicarme a un solo instrumento (como sucede con la mayoría de estudiantes), además de haber tenido la suerte de haberme podido dedicar por completo a la música. Afortunadamente también, en bachillerato pude escoger el musical gracias a que tuve claros mis intereses. Otros quizá no lo tienen tan claro y tomar ese camino, si es que lo tienen disponible en la Ley de Enseñanza equis que les toque cursar, puede que les limite demasiado. Los estudiantes de música, hasta no llegar al grado superior (lo que sería la universidad), han de compaginar primaria, secundaria y bachillerato con el grado elemental y profesional. Esto generalmente sumado a que si en tu ciudad no hay grado profesional (como sucede en Sanlúcar) debes pasar dos tardes completas a la semana en otra ciudad. No en vano muchos lo dejan por el camino, pues no deja de ser una complicada salida profesional más, y si no lo tienes claro no merece la pena el enorme esfuerzo que requiere llevarlo todo hacia delante. No creo que haya debate. Simplemente es algo difícil que requiere de mucha dedicación y esfuerzo.