Juan Antonio Gallardo Ramos., Gallardoski para lectores, internautas y amigos, presenta nueva publicación. Tras su novela Ceniza regresa a la poesía con Sociedad Civil, que conoceremos el próximo 1 de agosto en el Centro Cultural La Victoria (21.00 horas). Y hemos hablado con él antes de ese encuentro.
– Juan Antonio Gallardo es escritor prolífico. ¿Y lo es por ímpetu literario, por exigencia mental, por darse el gustazo de ocupar un espacio más en un anaquel?
– Pues será por exigencia mental, supongo. O por incontinencia verbal, quién sabe. Pero ahora que lo dices, eso de ocupar un espacio en un anaquel de mi propia biblioteca tampoco es que sea una explicación del todo desechable. Los que ya tenemos una edad, nos damos a veces el gusto de acumular recuerdos, de acumular pasado porque el futuro ya empieza a ser más corto de lo que nos gustaría. Y mirar los libros de uno, ahí, desfilando como un álbum de fotos que constata lo vivido produce una mezcla de satisfacción y sincera melancolía.
– Sociedad civil es el título. ¿Es porque es un poemario más ‘terrenal’ que algunos de los anteriores?
Creo que sí. He querido que el poemario, sobre todo en su segunda parte, esté cargado de referencias sociales y políticas contemporáneas. Una especie de acercamiento a la tan denostada poesía social, pero desde la perspectiva de alguien que más que ofrecer discurso político o grandes convicciones, lo que ofrece es una perplejidad continua, que creo que es la sustancia de todo el poemario: la perplejidad.
– El poemario está dividido en tres libros: uno primero con tonos existencialistas y generacionales, un segundo con aires de desesperanza y uno tercero que parece apuntar a un ajuste de cuentas consigo mismo.
– Eso de la división de mis libros de poesía en tres partes, me ha sorprendido echándole un vistazo estos días a los mismos. Yo de esto no me había dado cuenta, pero sí; todos se dividen en tres partes y la división que haces; existencialismo y angustia generacional en la primera, desasosiego y escepticismo en la segunda y, bueno, en la tercera más que ajuste de cuentas, pretendo una complicidad con el lector que, a mi juicio, si no le cuento un poco con quién está hablando, podría resultar más compleja esa complicidad. En “Sociedad civil” se dan otra vez estas mismas estrategias poéticas. Como siempre, que diría el listo.
– ¿Cuánto de importante es mirar al interior para entender el exterior? ¿O son dos mundos paralelos?
– Son dos mundos que se alimentan el uno al otro. Cuando no tienes certezas, como es mi caso, sobre prácticamente nada, mirar el mundo exterior está condicionado por el propio criterio, es decir por todo lo que conforma el pensamiento de uno. Si tuviese yo una idea de la organización social, como qué se yo, la tenía Fidel Castro, o por ponernos más “terrenales” el señor Feijó que seguro que tiene grandes ideas también aunque las disimule, pues cuando tienes esa clarividencia, estos mundos paralelos de lo íntimo y lo social, se concilian bastante bien, porque lo que uno no entiende, basta pasarlo por el cedazo de la ideología y de esa catalogación simplista de buenos y malos, pero ¿qué haces cuando de nada estás muy seguro y te manejas por valores morales personales? Así es muy difícil disfrutar del arrullo de ninguna camarilla, con sus camaradas y toda la pesca…eso sí; a mi favor tengo que decir que, así, también es muy difícil, con tanta duda, fusilar a nadie.
– ¿Se arrima a algún ámbito literario geográfico o generacional?
– A mí me gustaría arrimarme al ámbito generacional o geográfico que gana premios, tiene gran prestigio y es invitado a las asociaciones culturales para leer sus poesías, pero se ve que no, que a pesar de los años y de lo bien que me he ido portando todo este tiempo, ni geográfica ni generacionalmente tengo donde arrimarme. Todavía hay quien dice “ojú, el Gallardoski” como si les fuese uno a decir alguna impertinencia, siendo como he sido un santo varón, por lo menos los últimos quince años, que antes no digo yo que no me pasase tres pueblos, pero a mi edad, ya podrían algunos olvidarse de algunas tonterías que dije o escribí.
Por eso con los pocos lectores-yo sí que he pillado bien el adagio de Juan Ramón de la inmensa minoría- que uno tiene procura una relación casi fraternal. Por agradecimiento y por no quedarme completamente solo.
– En la presentación de su libro habrá, obviamente, poesía, ¿y nos sorprenderá con algo más?
Pues, a estas alturas, una semana antes de la presentación, no lo sé. Lo primero que he decidido, eso sí, es que el libro me lo presento yo mismo. Afortunadamente, Sanlúcar está los veranos a tope de presentaciones y actos de este tipo y todos con gran éxito y afluencia de público. Eso yo creo que nos da una pátina cultural estupenda como ciudad y a los escritores y escritoras les da mucho ánimo para seguir en este oficio. Además, los libros que se presentan son generalmente libros serios, no tonterías del tipo “suspiros de un jubilado” o “mis recuerdos pastosos” En mi presentación, como te digo, no sé lo que haré todavía. Había pensado acompañarme de la guitarra e incluso musicar algún poema y cantarlo allí mismo, pero mi mujer cuando lo estaba ensayando el otro día me miró y me dijo que sin la guitarra sonaban mejor. Y que, ya que había renunciado a tener presentador, porque no me mantenía en esa sobriedad y daba un recital de mis poemas, sin guitarra, sin rapsodas, ni bailarinas, sin extras, vamos. Y lo estoy pensando. Tal vez la sorpresa sea que se trate solamente de una lectura de poesías, de un poeta en su pueblo, al que le han sacado un libro.