Salvo honrosas y contadas excepciones, la Cultura no es el área que más cuiden nuestros responsables públicos, a pesar de que, como bien recoge e indica Nuccio Ordine, está más que demostrada la utilidad de lo que muchos consideran inútil, desde el punto de vista mercantilista, claro está. Además, existe un lamentable empeño en querer borrar determinados aspectos culturales por entender que asumen cierto sesgo político, llegando a la censura si es necesario. De ese afán por demonizar lo inútil tenemos un triste ejemplo de hace unos días. Un dirigente del gobierno castellano-leonés, con motivo de la entrega de los Premios Goya de cine en Valladolid, ha soltado por su boquita uno de esos mantras que los políticos utilizan cuando quieren confundir a la generalidad.
“Los señoritos” –dice el chaval en referencia a los cineastas- son los que quieren vivir de producir obras cinematográficas que luego no ve nadie a costa de millones y millones de euros que pagan con mucho esfuerzo los contribuyentes españoles”. Ahí va el pildorazo. De lo que no ha dicho nada, ni dirá, es de lo que se lleva, por ejemplo, la mal llamada cultura taurina, ni de los millones de euros en subvenciones que se llevan, también valga el ejemplo, los acaudalados propietarios terratenientes de determinada y popular familia que, según señala la Fiscalía, roban el agua del acuífero de Doñana para regar sus campos. Eso sí que son señoritos y lo demás son películas.